Los árboles son los organismos vivos más antiguos de la Tierra, han sobrevivido al paso del tiempo y aunque la mano del hombre se haya encargado de no cuidarlos como es debido su presencia es muy necesaria para la vida.
Los árboles necesitan alrededor de 2.000 litros de agua cada año.
Se comunican por debajo de la tierra y, en ocasiones, del agua.
Crean conexiones a través de sus raíces y los hongos, creando conexiones para transmitir nutrientes.
Viven del aire: absorben el 90% de lo que necesitan para su nutrición de la atmósfera y el 10% del suelo.
La Tierra cuenta con un 46% menos de árboles que 12.000 años atrás.
Su muerte no ocurre en muchas ocasiones por causas naturales. Aunque parezca extraño, los árboles no mueren por vejez, lo hacen por causas externas: insectos, gente, o enfermedad.
A pesar de su inmovilidad pueden defenderse. Los olmos y los pinos, cuando son atacados por orugas u otros insectos, emiten feromonas que atraen a avispas parasitarias que ponen huevos en esas especies invasoras del árbol para que sus crías acaben con ellas.
Otro de los datos interesantes sobre los árboles es el gran número de especies documentadas que existen de este ser vivo. Aunque no se puede saber con exactitud, se calcula que se conoce de la existencia de 60.000 especies de árboles.
Sólo existe un país con más de la mitad de esas especies de árboles.
Emiten una especie de movimiento eléctrico. Su función es la de avisar a otros árboles de la existencia de un peligro.
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