La Fuente de Belén, donde iniciaba antiguamente el Acueducto de Chapultepec, es considerada la más antigua de la Ciudad de México. De allí partían 902 arcos, a lo largo de cuatro kilómetros, que distribuían agua por la urbe hasta llegar a la fuente de Salto del Agua, en la esquina de San Juan de Letrán y Arcos de Belén.
Se tienen pocos datos de ella. No se sabe quién fue su autor. Lo que sí se sabe es que se construyó entre 1755 y 1760 y la inauguró el virrey Agustín de Ahumada y Villalón, Marqués de las Amarillas. Antes estaba ubicada a la entrada del Bosque de Chapultepec, donde surgían los manantiales que dotaban de agua a la capital de México.
Este oasis citadino fue funcional por más de un siglo. Los aguadores llenaban ahí sus cochocoles (grandes vasijas de barro) para posteriormente llevar el preciado líquido de puerta en puerta a los vecinos de San Miguel Chapultepec.
Fue en 1921 cuando el arquitecto Roberto Álvarez Espinosa la cambió de sitio tras realizarle unas modificaciones, pero después de la demolición del Acueducto de Chapultepec, la Fuente de Belén cumplió una función exclusivamente decorativa.
Sabías que…
La imagen de la estación del metro Sevilla se inspira en los 20 arcos que fueron parte del Acueducto de Chapultepec y que actualmente se encuentran en la superficie, a la salida de dicha estación.
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