El ka’anche’ forma parte de los huertos de traspatio en las comunidades mayas de Yucatán. Se trata de una tradición agrícola que se ha ido perdiendo pero que resulta una herramienta muy eficaz para sembrar, cosechar y consumir verduras, hierbas y frutas frescas, saludables y a un bajo costo, incluso cuando sean productos fuera de temporada.
Ilustración Roxan Valera
¿Qué es un ka’anche’?
“Se llama huertos familiares al lugar en que la familia produce animales y cultivos de hortalizas, frutales, forrajeros, medicinales e incluso maderables, destinados al consumo directo del hogar, ya sea en el patio, en el jardín, o cualquier terreno que pueda ser atendido y está bajo la vigilancia directa de los interesados”. Massan Lugo
El ka’anche’ es una especie de cama en alto que se usa para sembrar diferentes variedades de plantas; se trata de una de las técnicas hortícolas más antiguas de la cultura maya y de mayor tradición familiar. Esta técnica procura el crecimiento de los frutos, pero también de las aves y los animales de patio que generalmente crecían entre las familias mayas del suereste mexicano.
Quizá la asociación con el estrato social bajo, ya que era una práctica común entre los más pobres, quienes echaban mano de este utensilio para cosechar productos de autoconsumo sin permitir que la crianza de ganado lastimara las frutas y verduras y aprovechando los residuos como abono.
El círculo virtuoso
Visto desde una perspectiva ecológica y de conciencia, esta práctica resulta súper benéfica para evitar generar basura, ya que el abono de los animales ayuda al abono del ka’anche’ y éste protege las verduras y las frutas. Así, las familias podrán beneficiarse de la naturaleza en un equilibrio y a menor costo que el de consumo, que generalmente produce basura.
Esta noción de reutilizar, reciclar y de emplear el residuo cambia la conciencia de la cultura de consumo que compra y desecha sin enterarse adónde va a parar lo que tira. Este tipo de visión está dañando seriamente los entornos y crea círculos viciosos donde abunda el plástico y la idea poco responsable sobre lo que comemos, desechamos, utilizamos.
Ciertamente, aquí te contamos cómo crear el tuyo si cuentas con las condiciones; sin embargo, podrás improvisar para crear un huerto por más pequeño para conectar con este momento primigenio en el que el ser humano estuvo en contacto con el autoconsumo y el origen de los alimentos. Ser testigo de este fenómeno natural nos hace más concientes de nuestro lugar en el mundo.
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