Los ecosistemas son sistemas biológicos en los cuales incluimos todas las interacciones y relaciones que hay entre los seres vivos y el hábitat o medio en el que viven.
Los ecosistemas funcionan como un complejo sistema de redes en los que dichas relaciones de tipo interespecíficas (entre individuos de una misma especie) y relaciones de tipo intraespecíficas (entre individuos de especies y comunidades distintas) determinan la evolución y equilibrio del ecosistema como un todo.
Cuando se dice que hay equilibrio ecológico o que un ecosistema está en equilibrio, nos referimos a que esta parte del planeta consigue mantener las leyes de la naturaleza de forma óptima, lo cual conlleva que haya un balance adecuado entre los distintos componentes del ecosistema (estructurales y funcionales). Por tanto, en un ecosistema en equilibrio los elementos abióticos, los elementos bióticos, los flujos de materia y de energía, etcétera, están todos en armonía permitiendo que el conjunto o el sistema biológico funcione correctamente para todos los elementos, todo se benefician en su conjunto.
En cambio, cuando hay un elemento que se sale de las medidas naturales, se da el desequilibrio ecológico o el desequilibrio en ecosistema. Por ejemplo, si una especie desaparece, si una zona es destruida, si entra un elemento contaminante, etc., de este modo, se rompe el equilibrio del ecosistema.
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