Los árboles son unas plantas increíbles. Cada uno de ellos es un ecosistema en sí mismo, un ecosistema que se ha tratar de cuidar, del mismo modo en el que ellos nos cuidan.
Los árboles y plantas son muy importantes para todos los nosotros, pues sin el oxígeno que expulsan sus hojas la vida en la Tierra sería muy distinta. La importancia de los árboles radica, pues, en que sin estas maravillosas plantas el planeta sería un desierto. Pero veámoslo más en detalle.
Nos aportan el tan necesario oxígeno
Los árboles, al igual que todas las plantas que tienen clorofila, realizan la fotosíntesis. Esto significa que absorben dióxido de carbono y expulsan oxígeno, para así convertir la materia inorgánica en materia orgánica, es decir, en alimento gracias al cual pueden crecer y desarrollarse correctamente.
Si tuviera las hojas secas y/o afectadas por plagas, este proceso se intentaría hacer por supuesto, pero la planta tendría muchas dificultades. Asimismo, no es importante sólo tratarlos contra las plagas, sino también hay que evitar que el polvo se acumule en la superficie de sus partes foliares, y que el agua permanezca demasiado tiempo en ellas. En el caso de que no lo hagamos, no podrían hacer la fotosíntesis, y por lo tanto tampoco expulsarían oxígeno.
Y…, ¿cuánto aire respiramos al día? Bastante. Inspiramos y espiramos entre 5 y 6 litros de aire por minuto, que en 24 horas son entre 7200 y 8600. Gracias a este proceso, absorbemos el oxígeno y expulsamos el dióxido de carbono. Justo lo contrario que durante la fotosíntesis. Se podría decir que las plantas y los seres humanos se ayudan mutuamente a vivir.
Sin embargo, se necesitan 22 árboles para suplir la demanda de una persona al día. La deforestación nos está perjudicando a corto y a largo plazo, poniendo en riesgo nuestra propia supervivencia, y si no hacemos nada, la Tierra se quedará sin sus pulmones.
Árboles y plantas como método de combatir el efecto invernadero
La acumulación de gases en la atmósfera está haciendo que el clima en el planeta cambie más rápido de lo que no lo ha hecho nunca. El ser humano ha jugado un papel protagonista en esta historia, puesto que desde la Revolución Industrial ha ido contaminando más y más, destruyendo todo a su paso.
Los árboles absorben casi 22kg de dióxido de carbono cada año. Pero hay uno en particular que me gustaría mencionarte: la Pawlonia tomentosa. Esta increíble especie originaria de China se la conoce con el nombre de el »Arbol de la Vida». Sus hojas caducas y sus decorativas flores hacen de él un árbol de jardín excepcional, pues puede vivir en cualquier tipo de suelos. Tiene un ritmo de crecimiento muy rápido, y es de muy fácil cultivo.
El Árbol de la Vida resiste el fuego, pues sus raíces se regeneran rápidamente. Y si esto te parece poco, decirte que emite grandes cantidades de oxígeno, y absorbe hasta diez veces más de dióxido de carbono que otros árboles.
Su esperanza de vida es de entre 200 y 250 años. Así que si quieres tener una bomba de oxígeno en tu hogar, este es tu árbol. Es decorativo, es fácil de cuidar, y es resistente. ¿Qué más se puede pedir? ¿Que resista las heladas? En tal caso, tengo una buena noticia que darte: la Pawlonia tomentosa soporta hasta los -5ºC. Es estupendo, ¿no crees?
Los árboles y plantas nos alimentan con sus frutos
Hay muchas especies arbóreas cuyo fruto es comestible: manzanos, naranjos, nogales, madroños, avellanos… Todos ellos son ideales para tener en un jardín, plantados junto al huerto por ejemplo. No hay nada como cosechar tu propio alimento, y aquel que tiene un frutal o varios en casa, podrá degustar el auténtico sabor de la naturaleza.
Pero en función del clima habrá que escoger unos u otros, ya que no todos necesitan las mismas horas de frío para florecer, ni soportan las mismas temperaturas. Teniendo esto en cuenta, debes escoger los siguientes árboles dependiendo del clima que tengas:
Frutales para climas con heladas intensas: avellano, arándono, cerezo, ciruelo, endrina, grosella, melocotonero, manzano, nectarina, nogal, peral.
Frutales para climas templados: albaricoque, algarrobo, castaño, higuera, olivo.
Frutales para climas con heladas muy suaves: caqui, feijoa, limonero, kumquat, mandarino, naranjo, níspero, pomelo.
Frutales para clima tropical: aguacate, mango, durián, guayabo, papayo, pitanga, rambután.
Todos ellos tienen que estar en una zona donde les dé el sol directamente, con el espacio suficiente para que puedan desarrollarse sin problemas. Así, es importante que, antes de decantarnos por una especie en concreto, sepamos cuáles van a ser sus dimensiones una vez que llegue a la edad adulta. Así, evitaremos que en un futuro tengamos que podarlo más de la cuenta o cambiarlo de sitio.
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