La palabra géiser deriva del islandés, concretamente de la palabra “geysir”, que a su vez viene de la palabra alemana “geysa”, que puede ser traducida como “torrente” o “chorro”.
Un géiser es una abertura de origen volcánico en la corteza terrestre que se encuentra conectada directamente por conductos naturales a cavidades internas o depósitos subterráneos, por el géiser salen al exterior vapor y agua a una alta temperatura de forma intermitente y turbulentamente, se podría decir que incluso con violencia.
Se originan, tras una erupción volcánica, esto ocurre cuando las masas de agua subterráneas entran en contacto con el magma del manto y comienzan a calentarse rápidamente. La velocidad a la que se calientan provoca que aumenten de volumen y, debido a la acumulación de presión, se genera la salida a través de las rocas porosas y fracturadas. Una vez que el agua llega a la superficie, tanto esta como los gases, salen de forma violenta alcanzando una altura media de hasta 50 metros.
Existen dos tipos de géiser:
Géiser de fuente:
Es aquel que erupciona de un estanque de agua, es decir el agua sale de una masa amplia de agua, normalmente en series de explosiones muy intensas y el agua es expulsada en diferentes direcciones. Estas erupciones pueden ser definidas como erupciones violentas por la gran presión que se produce.
Géiser de cono:
En estos el agua es expulsada al exterior por un montículo formado por aglomerados siliciosos o, también, conocidos como geiserita (normalmente estos montículos tienen forma de cono, es por eso el nombre “Géiser de cono”). Cuando este tipo de géiser entra en erupción normalmente el agua sale en chorros estables que suelen durar desde pocos segundos a muchos.
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